DÍA 4 - Bujará - Samarcanda
A primera hora nos dirigimos a la estación de autobuses para decidir cuál
era la mejor opción para llegar a Samarcanda. Preferimos evitar el autobús por
el tema de la ventilación y elegimos un taxi compartido para llegar a la joya
de la corona del país. Tardamos unas 4 horas y media y, después de buscar
alojamiento, nos fuimos a comer a Platan, el restaurante más recomendado de
toda la ciudad antes de empezar a descubrir.
Si había un sitio al que le teníamos ganas en este viaje, era a la plaza
del Registán. Creo que es la plaza más bonita que he visto jamás. Para acceder
hay que pagar entrada y nosotras contratamos una guía para que nos explicara
toda la historia. Pasamos un buen rato recorriendo cada una de las madrazas,
visitando algunas por dentro y flipando en cada rincón. Quizás fue
especialmente increíble porque estábamos prácticamente solas en la plaza: el
turismo ha brillado por su ausencia en todo el viaje y eso ha hecho que podamos
disfrutar de estos increíbles lugares a solas. Después de visitar la plaza, nos
dirigimos hacia la mezquita Bibikhanum y hacia la mezquita Hazrat Khizr para
acabar la tarde de nuevo en la plaza del Registán para verla iluminada. Sin
duda, uno de los días estrella del viaje.